La nueva escuela de Salt centra su objetivo en mejorar la calidad del usuario reforzando las estrategias pasivas de la arquitectura para reducir las instalaciones activas del centro. Un edificio que vuelve a los orígenes de la arquitectura y descarta la utilización masiva de hormigón armado, hierro, PVC y aluminio; para crear espacios con ventilación preferentemente naturales, inspirando y expirando; y evitando cierres completamente herméticos con la utilización de sistemas de calefacción convencionales. El edificio respira - Inspira y expira - según la estación del año, según su temperatura, según su grado de ocupación (CO2), para mejorar su calidad biológica estableciendo una óptima relación entre escuela y salud.